imaginé demasiado
A veces proyecto la realidad futura con la candidez de una niña. Desde el frío alemán imaginé las risas que saldrían de mi garganta cuando pudiera, por fin, tomarme unas copas con la que soy en Barcelona. Imaginé a la gente a la que tanto he echado de menos y el volumen de afecto que recibiría con tan sólo vernos. Imaginé el placer de recuperar los hábitos modificados abruptamente a causa del cambio de país. Imaginé que los meses de deslocalización no habrían enfriado nada, tal vez por la necesidad de calor acumulada lejos de casa.
Y de tanto imaginar olvidé que la vida, a veces, prefiere dejarte muda.
Y de tanto imaginar olvidé que la vida, a veces, prefiere dejarte muda.
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paula, la de los ojos rasgados -