sleepless
Pasar la noche en el aeropuerto más cutre de Alemania está siendo una de las experiencias más próximas a ser homeless que he vivido en los últimos tiempos. Homeless, sí, pero muy acompa*nada. Somos unos sesenta bien vestidos y con muchos proyectos para ma*nana pero por ahora no podemos más que esperar a que pase esta noche de blanca luz fluorescente y frío aire acondicionado. De una a tres hemos improvisado unas camas a ras de suelo separadas por los bultos del viaje. Los más suertudos han podido asignar funciones de almohada a su bolsa más blanda. No yo. Todos los paquetes que llevo están llenos de objetos duros y geométricamente agresivos. He echado de menos un buen periódico, a ser posible del antiguo formato del Times antes de que se pasara al cómodo tabloide para usarlo como sábanas y colchón. Y es que de noche el frío sobrecoge. De tres a cuatro mi cuerpo ya no podía más y por suerte una se*norita cuyo rostro mostraba haber dormido más que nosotros, aunque eso no la hiciera estar de mejor humor, nos ha echado de nuestro last minute motel. En su lugar ha abierto una cafetería frente a la que ahora nos entretenemos los que antes intentábamos dormir.
4 comentarios
Selvio -
paula -
miss u
Notillas -
Un beso preciosa
any hopeful thoughts arrive -